Desde mi blog quiero conmemorar este día tan especial para todos los que sentimos la poesía como nuestra única vía de escape a la mundicia alienable, terrenal y cruda. Y lo hago con uno de mis poemas favoritos de uno de mis autores más admirados. Se lo dedicó a mi paisano Luis de Góngora como fruto de su archiconocida enemistad literaria que disputaron a través de una correspondencia sin descanso durante varias décadas. ¡Disfruten!
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Unknown
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Poemas
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21.3.10
A un hombre de gran nariz.
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.
(Francisco de Quevedo)
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