Cada mañana despierta el mundo y con él, tu cuerpo de mujer. Ausentes y sosegados, tus ojos amanecen para formar parte de la jungla de asfalto. Maquillando tus heridas te das cuenta que aún no ha cicatrizado la sangre helada. Y él lo sabe.
Tu mundo queda reducido a cuatro paredes desnudas, blancas y yermas. Así como una metáfora engañosa de tu futuro. Pero hoy ya no puedes más; hoy quieres deshacerte de todas las excusas y escapar de tu celda.
Por la puerta asoma su sombra. Es más alargada y lúgubre que nunca, en cambio no temes y sonríes. Sus manos están tan afiladas que consiguen herirte con solo rozar. Te abraza y sientes frío. Te mira pero ya nada dice
Ha llegado de nuevo el afilador para quemar tus alas, para desterrar a la primavera, para ser pesadilla entre sábanas. Sus golpes ya no son caricias equivocadas. Tu corazón lo siente y late con más fuerza.
¡Vuela María, vuela! Tú viniste para ser clavel, sueño y vida. Sigue batiendo tus alas aunque se derritan en mitad del camino. Solo así morirás viviendo. Y yo contigo.
- A la mujer asesinada nº 8 -
J.Leirós León
Publicado por Unknown Etiquetas: Artículos en 21.1.10
2 comentarios:
me ha llegado al alma amigo,me desgarra el corazón,me ha gustado y si no te importa ,me la llevo¡por supuesto respetando la autoria,un abrazo y me uno a tu blog¡
Precioso¡¡¡¡que pena que se tengan que escribir cosas como estas....No a la violencia,No al maltrato,Mujer tu vales mucho,DENUNCIA¡¡¡¡¡
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