Son muy pocos los que pueden presumir de conocerme a fondo. Y esos abogarán mi recelo por conservar en el anonimato las parcelas de mi intimidad. Pero hoy quiero, sin que sirva de precedente, compartir con vosotros una hermosa noticia que me ha llenado de una entereza, alegría y esperanza como hace tiempo no sentía. Desde hace seis años en Colombia tengo un trocito de mi corazón. Allí vive un niño que es todo ojos, se llama Gabriel y es mi apadrinado.
"¡Hola Jesús!, soy tu hermanito de Colombia, ¿eres feliz? Yo sí. Mis maestros de Primaria me han dicho que vives muy lejos. Tanto, que para conocerte debería atravesar unas aguas muy grandes. He conseguido muy buenas calificaciones. Te estimo muchito.
Gabriel.
De tu hermano, Jesús
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30.3.10
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Habiendo perdido la costumbre de recibir alguna buena nueva en mi buzón, un sobre celeste me ha llamado la atención. Era una carta que estaba firmada por Global Humanitaria. La he abierto y he encontrado un dibujo pintado y unas palabras sencillas, que no simples, de Gabriel. Un pez entre dos continentes parecía dirigirse hasta mí. Abajo me señalaban que sus profesores le han ayudado a redactar una pequeña dedicatoria. Aún así, ha logrado conmoverme. Y no, todavía no dejo de sonreír.
"¡Hola Jesús!, soy tu hermanito de Colombia, ¿eres feliz? Yo sí. Mis maestros de Primaria me han dicho que vives muy lejos. Tanto, que para conocerte debería atravesar unas aguas muy grandes. He conseguido muy buenas calificaciones. Te estimo muchito.
Gabriel.
Yo quiero contestarle desde aquí. Aunque tarde tiempo en aprender a leerla, a pesar de que pase el tiempo y olvide lo que hoy nos une.
¡Hola Gabriel!
Me alegra mucho saber que has sacado buenas notas en el colegio, ¡eso es una noticia maravillosa! Sigue así. Vivimos muy lejos, pero dicen que las verdaderas amistades aumentan su valor cuanto más larga es la distancia; y mucho más el tiempo que lleves sin reencontrarte. Tú y yo todavía no nos conocemos, pero sé muchas cosas de ti. Por ejemplo, que quieres ser médico para sanar a los que vayan a la consulta. Con esfuerzo lo conseguirás, estoy seguro. Tienes lo más importante: tiempo, ilusión y la bendición de alguien que reza por ti para que jamás dejes de sonreír.
¡Te quiero, te quiero mucho!
De tu hermano, Jesús
No tengo la capacidad de impedir que las guerras te recluten entre sus ejércitos de muerte y sable. No sé si curarás las heridas de desilusión, si sanarás los corazones quebrantados que lleguen hasta a ti como un buen médico. Pasaré noches en vela sin saber si sobrevives a la jungla de asfalto. Me preguntas si soy feliz... Y me esfuerzo por responderte: Sí, por ti lo seré.