A veces sueño que existe un lugar en el que el dolor no tiene cabida. Un mundo donde mis sueños componen el único himno que tararearé mientras paseo silvando y desnudo de pasiones.
A veces me despierto y compruebo que todavía no es el momento. Sé cual es el sabor del beso más sublime. Y he saboreado el amargo dolor del fracaso más gris. Sin embargo, camino enamorado de esta aventura de versos.
Vuelvo a dormir. Solo allí soy. Y lo mejor de todo es que sé que llegará el momento en que todo se hará perfecto. No habrá lugar para las mentiras, la soledad, el desconsuelo, la incertidumbre de saber si estoy solo... Me repito que es cuestión de vivir. Nada más.