Prueba
- Y a un idilio tan frío solo le puede la muerte -


Prueba

26 de mayo de 2010

¡Mi reino por una noria!


Hoy se cumple el 520 aniversario de la llegada de Isabel la Católica a la capital cordobesa. Su estancia por esta ciudad no fue pasada por alto por los escribanos de la corte de los Reyes Católicos porque en verdad estuvo salpicado de anécdotas que bien merecen ser rememoradas.

La que queremos rescatar hoy puede parecer en un principio típico de la actitud instransigente de la reina que fue admirada y respetada por todo el mundo conocido hasta su muerte. Isabel, que como la gran mayoría de los Trastámara tenía problemas a la hora de conciliar el sueño, no encontró en Córdoba aquello que llamamos "un lugar de descanso". Durante días no supo dar respuesta a la causa de los horribles insonmnios que agriaban su talante de manera sorprendente. Ella se encontraba alojada en el Alcázar al que prestaron este matrimonio su actual nombre y que está situado en la ribera del río Guadalquivir. Allí existe (hoy en día forma parte de la simbología de la ciudad) la noria que abastecía agua a los 75.000 habitantes cordobeses. El ruido, según apunta ella misma en sus memorias, era demencial, estridente e insufrible. Así que ordenó que pararan aquel "maldito invento" mientras durasen sus visitas.

Con este hecho no solo consiguió la sed generalizada de los que no tenían acceso a pozos particulares, sino que los índices de popularidad de la Reina de España descendieron estrepitosamente. Dándose cuenta de su actitud egoista y despótica, quiso recompensar, además de ordenar la puesta en marcha de la noria, que fuese aquí donde tuviese lugar uno de los encuentros más famosos de la historia de la humanidad: su entrevista con el navegante Cristobal Colón para su partida hacia América, allá por el año 1490. Este hecho dotó de nuevo a Córdoba de la fama internacional de la que había hecho gala en su época musulmana siendo la ciudad más habitada, respetada y centro de reunión para los grandes pensadores y artistas de Europa.

Isabel I de Castilla no solo supo rectificar sino que habiéndose equivocado de todas todas quiso recompensar a un pueblo que le abrió sus puertas para acogerla majestuosamente haciéndolo partícipe en uno de los episodios más trascendentales de la historia mundial.

Todos los derechos reservados. Jesús Leirós 2010 ©
Publicado por Unknown en 26.5.10

4 comentarios:

anonimo dijo...

Los Trastámaras a la vez se sufrir de insomnio sufrían de una generosidad a favor de todo lo que sabian haber hecho mal,aquí hay un ejemplo de ello,mejor dicho:si me equivoco y me doy cuenta rectifico.

Unknown dijo...

Muchos no entendieron la expulsión de los judíos y siempre la han tachado de antisemita. Pero nadie habla que fue ella la que promulgó un reconocimiento de los derechos de los indígenas en las nuevas tierras conquistadas. A veces la historia que está detrás de la versión oficial es mucho más verdadera e incomparablmente más interesante.

anonimo dijo...

Por este motivo la reconquista duró siete siglos,no fueron siete siglos de guerras sino de convivencia de tres culturas:árabe,judía y cristiana.De esta convivencia nació la lengua denominada ladino que,junto con el romance(lengua hablada en aquel momento)nació el román paladino para que cada cual se entendiera con su vecino.Podemos sentirnos gloriosos de haber bebido de estas tres culturas tan importantes,por eso a los españoles no hay quién nos gane culturalmente hablando e Isabel la Católica hizo mucho bién en este momento para las generaciones venideras.

Venegas dijo...

Tanto monta, monta tanto!

Interesantísima la anécdota! Así da gusto aprender historia!

Un besote dandy!